Seguro que más de una vez has oído que nuestro cuerpo contiene diferentes chakras en equilibrio, en pocas palabras, podríamos definir a los chakras como unos puntos energéticos que se encargan del equilibrio de nuestro cuerpo y mente, creando una conexión entre nuestras partes: psicológica, orgánica, espiritual y emocional. Los chakras absorben la energía, la procesan y la asimilan según la frecuencia vibratoria de cada ser humano, desencadenando una respuesta fisiológica como parte final del proceso.
Estos se encuentran repartidos por toda la columna vertebral, desde el coxis hasta la cabeza, y a su vez, están conectados a las distintas glándulas endocrinas de nuestro cuerpo.
Para poder comprender mejor qué son y cómo funcionan los chakras es fundamental creer que todo es energía.
CUÁLES SON LOS 7 CHAKRAS
Chakra 1 – Muladhara, el chakra raíz
Representado con el color rojo, este chakra se encuentra ubicado en la base de la columna. Está conectado con el Elemento Tierra y se relaciona con la vitalidad y la supervivencia.
Chakra 2 – Sua adhisthana, el chakra sacral
Lo encontraremos por debajo del ombligo en la zona de la matriz. Su elemento es el agua y está relacionado con toda clase de procesos psicológicos y mentales como las emociones, el placer, la creatividad o la necesidad de socializar. Al estar ligado a la parte sexual del ser humano, es el más intenso emocionalmente, además de estar relacionado también con nuestro sistema urinario, y a los órganos sexuales como los ovarios o testículos.
Chakra 3 – Manipura, el chakra del plexo solar
Su color es el amarillo y su elemento es el fuego. Está situado por encima del ombligo sobre el estómago. Se relaciona con el intelecto, la autodisciplina y la motivación.
Chakra 4 – Anahata, el chakra corazón
Su color es el verde y su elemento el aire. Ubicado en el centro del pecho, está relacionado con todo lo que tiene que ver con el amor y la capacidad de amar incondicionalmente, además del perdón, la compasión y la aceptación de uno mismo.
Chakra 5 – Vishuddha, el chakra de la garganta
Su color es el azul y su elemento es el éter. Se encuentra en la zona de la laringe a la altura de la garganta y está relacionado con la comunicación, la sabiduría, la capacidad de organización y la planificación. A su vez, está ligado a las cuerdas vocales, el oído, la garganta y los pulmones.
El chakra 6 – Agña-akhia, el chakra del tercer ojo
Está relacionado con el color índigo y su elemento es la luz. Se encuentra en la zona del entrecejo y está relacionado con nuestro sistema nervioso y endocrino. Por otra parte, se lo relaciona con nuestra intuición, el desarrollo de las habilidades físicas y la autorrealización.
El chakra 7 – Sahasrara, el chakra corona
Su color es el morado o blanco y el elemento es el espacio. Se encuentra en la coronilla y es el centro de la conexión espiritual. Conecta las partes física, emocional, mental y espiritual. Por su localización, está muy vinculado al cerebro.
RELACIÓN CHAKRAS/ SALUD
Cada uno de los chakras tiene una relación con una parte específica de nuestro cuerpo, y es por ello que cuando se producen desequilibrios se refleja de una manera distinta.
Muladhara: cuando este no se encuentra alineado, al estar ligado el aparato digestivo y la columna vertebral, se puede sufrir falta de vitalidad, dolor de espalda, sensaciones de frío, problemas sexuales, estreñimiento y agresividad. La forma más efectiva de reequilibrarlo es a través de una dieta sana, trabajando en la tierra con actividades como la jardinería, haciendo ejercicio o bailando.
Sua adhisthana: cuando no está equilibrado, se traduce en síntomas de depresión, asma, alergias, desórdenes alimenticios, problemas de adicción como drogas o alcohol, e incluso, problemas de impotencia o frigidez. La forma más efectiva de reequilibrarlo es realizando actividades relajantes, a través de masajes o tomando el sol.
Manipura: cuando no está equilibrado, al estar ligado al aparato digestivo y con órganos como el páncreas y vesícula, se pueden contemplar problemas digestivos así como mala memoria, nerviosismo y bloqueo mental. La forma más efectiva de equilibrar de nuevo este chakra se aconseja gritar, golpear un cojín o practicar yoga para relajarse.
Anahata: si está desequilibrado, al estar ligado con el corazón, los pulmones, el hígado y el sistema inmunológico, podemos sufrir de presión alta, además de dificultades emocionales para amar. Los expertos aconsejan que la mejor forma de equilibrarlo es conectarse con uno mismo de nuevo, relajarse pintando mandalas, practicar técnicas de respiración y realizar paseos en la naturaleza.
Vishuddha: los síntomas de desequilibrio son: desórdenes hormonales, hiperactividad, fiebre y problemas en la zona bucal. La forma más efectiva de reequilibrarlo es cantando nuestras canciones favoritas, disfrutando del silencio u observar la luna sobre el reflejo del agua.
Agña-akhia: cuando no está equilibrado, al estar relacionado con nuestro sistema nervioso y endocrino, se puede sufrir problemas de coordinación, desorden del sueño y migraña. Para equilibrarlo, se puede meditar o llevar a cabo visualizaciones guiadas relajantes.
Sahasrara: cuando este chakra se encuentra desequilibrado, uno puede sufrir enfermedades como Parkinson, depresión, problemas de coordinación.
EMOCIONES
Es sabido que en Occidente se maneja la idea de que nuestro cuerpo es materia y nada más, pero no es así. No estamos compuestos únicamente de un cuerpo físico con tejido conectivo y órganos, sino que también contamos con un cuerpo mental, un cuerpo emocional y un cuerpo energético movido, justamente, por las emociones.
A su vez, los chakras se van conectando unos con otros gracias a los Nadis o canales energéticos; la palabra “nadi” viene del sánscrito que significa tubo o arteria y forman, junto con los chakras, el sistema energético no material. A través de este, circula la información emocional y el prana o energía vital. Una de las formas en las que nuestro cuerpo absorbe esta energía vital es gracias a nuestra respiración. Cuando la respiración es deficiente, claramente nos sentimos más cansados de lo normal, nuestras emociones se encuentran en un vaivén difícil de controlar, estamos más susceptibles a reaccionar de manera
exagerada ante cualquier evento, no podemos pensar con claridad, no podemos tener un sueño reparador, incrementan el estrés y la ansiedad.
Es por esta razón que hacemos tanto énfasis en la respiración cuando practicamos yoga y mindfulness, ya que, si permitimos que el prana deje de circular correctamente, desequilibramos nuestro cuerpo energético y las emociones se ven cada vez más afectadas.